Descanso total
Me hospedé en el lugar del 21 al 24 de octubre. Mi hermana y yo fuimos las primeras turistas en visitar el lugar tras el aislamiento. Fuimos MUY BIEN RECIBIDAS y tratadas, la verdad diría que consentidas. Jean Luc, su propietario, nos llevaba, nos traía, nos preparaba los mejores platos (deliciosos, pagarán un poquito más que en el pueblo, pero lo valen porque son preparados cuidando cada detalle y con un excelente sabor). En el lugar Ana, su hermosa propietaria, nos esperaba con una gran sonrisa. Con ella tuvimos entretenidas charlas que nos mantuvieron despiertas hasta muy tarde. La habitación en la cual nos alojamos era pequeña, aseada, cómoda y con una pequeña terraza con hamaca, refrigerador bien surtido y los utensilios básicos de cocina, los cuales nunca usamos, pero estaban a nuestro servicio. El desayuno está incluido y es bastante, no como otros que te ofrecen que es solo café pan y huevos. Aquí te dan jugo, chocolate, yogurt, granola, huevos al gusto, miel, pan tostado. Un día también nos prepararon arepas y buñuelos, con ese desayuno te vas al mar buena parte del día sin problema y si tienes la osadía puedes repetir.
Que no me gustó? Los zancudos, pero lo solucioné muy fácil, usando repelente (por qué no lo pensé antes). Creo que Jean Luc en su afán de cuidar a sus huéspedes exagera un poco con la descripción de la inseguridad, es cierto que Taganga es muy humilde y sus calles están en pésimas condiciones, pero hicimos el ejercicio de caminarla algunos días y no nos pareció tan grave como Jean lo describió. Incluso, el último día decidimos volver caminando y en 3 minutos estuvimos en el hotel. Lo que si es una tristeza es que la corrupción de mi país permita tener un hermoso pueblo en tan tristes condiciones, pero esto no es una limitante para disfrutar del bello lugar. Gracias a Jean & Ana por su hospitalidad, no se sorprendan si vuelvo pronto Pd. Gracias por las cocadas, en casa les encantaron.